Según pasan los días no dejo de pensar en el fresco, muy fresco, que suele hacer en aquella zona hasta bien entrada la mañana... Y en el calor que se pasa hasta que oscurece. Tampoco dejo de pensar en si voy a ir con la flaca o con la de ciclocross. 240 kms con las ruedas gordas pueden ser... mortales. Casi prefiero tentar la suerte de los pinchazos.
Y lo que más me trae de cabeza es saber cómo voy a ser capaz de aguantar esa paliza. Sin poder hacer kilómetros ni siquiera los fines de semana, lo tengo más bien oscuro. Pero, ¿qué clase de reto es aquel que se te pone en bandeja, no?
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